martes, 31 de mayo de 2016

«Los muertos viajan deprisa», de Nieves Abarca y Vicente Garrido. Reseña.

Vamos a ver cómo os la cuento sin destriparla: hay un grupo de pavos de esos que se dedican a escribir novelas negras, o sea, de esas en las que hay fulanos muy chungos que matan a otros y luego van los polis y los trincan. Los tipos viajan, muy contentos ellos, junto a sus grandes egos y otras gentes de mal vivir, en un tren que le llaman Tren Negro y que se dirige a la Semana Negra de Gijón. A los escritores les acompañan editores, libreros, críticos de relumbrón, plumillas y blogueras. Toda una cohorte de trabajadores de la pluma y la opinión que se lo pasan pipa en estos saraos negros mientras se promocionan y trepan. Y entonces, en el tren, sucede un crimen atroz: se cargan a una joven escritora que prometía mucho, pero que ahora ya no puede prometer nada porque está más muerta que el toro que mató a Manolete.
Aviso: las primeras páginas del relato no son aptas para espíritus delicados, damas con el bizcochito en remojo ni tampoco para débiles de estomago.
Hecha esta advertencia, continúo: resulta que, más tarde, en otra semana negra, se cepillan a otro escritor famosillo, y lo matan de una forma salvaje con un artilugio de tortura que te pone los pelos de punta. Y en medio de todo este follón, un violador de niñas se escapa de la cárcel y decide unirse a la juerga para aportar más tensión al ambiente.
Para poner orden en todo este tinglado está la inspectora Valentina Negro, que tiene un carácter muy suyo y además es un pivón que está como un camión de cuatro ejes. En la investigación le acompaña su novio, el criminólogo Javier Sanjuán, que realiza unos perfiles criminológicos que ya quisieran los de la Unidad de Análisis de Conducta del FBI.
Los muertos viajan deprisa es un homenaje al universo de la novela negra aderezado con toques de guasa e ironía. La novela es ágil, está muy bien escrita, se desarrolla dentro de una estructura minuciosa y acojona mucho, porque es negra, muy negra; más negra que la conciencia de algún concejal de urbanismo y tiene intriga de la buena.
No sé que más queréis, ya estáis tardando en leerla.

Nieves, Vicente: gracias por darle a la pluma. Ha sido un placer.