sábado, 7 de marzo de 2020

Crónica alienígena del Villanoir 2020. Viernes, 6 de marzo.

Nueva grabación del cuaderno de bitácora de la nave interestelar Nostragamus procedente del sistema Sirius. Tripulación: Tete Karabarbo (capitán, propietario de la nave y cazarrecompensas) y Discúter (piloto, ayudante subcontratado y pringadillo de turno). Lugar: planeta Tierra, sur del Pirineo aragonés. Fecha terrícola: 6 de marzo de 2020.


—¿Le gustó la película de ayer, jefe?

—Curiosa.  ¡Qué relaciones más complicadas tienen estos terrícolas entre sí! Sobre todo las que se generan entre esos que tienen protuberancias frontales con los que no las tienen.

—Los de las protuberancias frontales son las hembras de la especie, jefe, y se llaman mujeres.

—A mí me gustó mucho una frase de una de esas mujeres, una tal Tony, cuando al final de la película dijo, «Perdí el autobús una vez y tuve suerte, quería probar otra vez», aunque no entiendo una mierda cómo se puede tener suerte perdiendo un autobús.

—Usted lo ha dicho, los terrícolas son muy complicados.

—Vale, Discuter, sigo igual, pero te creo, dejémoslo, ¿cuál es plan para hoy?

—Según el programa del festival, ahora, a las seis y media de la tarde, tenemos «Cultura para los pueblos vivos. Polvo, niebla, viento y sol»

—¿Y eso qué es?

—La presentación de una revista de tipo social escrita y dibujada por la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic. En ella retratan los problemas de esta zona del planeta. La gente se va de los pueblos y se quedan vacíos. Quieren darle visibilidad al problema. La presentan Cristina Hombrados y Miriam Stolisky.



—Eso de que los pueblos se queden vacíos me suena fatal, ¿estás traduciendo bien?

—Perfectamente, jefe. Al contrario que usted, yo no compro en los mercadillos rigelianos. Mi transfundidor y traductor de cultura terrícola es marca iMélon, ya sabe, la del logo con esa fruta mordida que se cultiva en Aldebaran IV.

—¡Pues menudo pijo me he echado de ayudante!

—Es que uno es pobre, pero con gusto. Hablando de otra cosa, ¿cuándo vamos a trincar a Ricardo Bosque, jefe?

—Cuando podamos, Discúter, Se trata de tragarnos todo el festival y esperar la ocasión propicia. ¿Qué toca ahora?

—Un concierto, jefe, actúa el grupo TRIMUSICI en la iglesia del pueblo.

—¿Iglesia…? ¡Ah, ya me acuerdo! Hace dos años, un tipo que hablaba en terrícola raro, Jon Arretxe creo que se llama, cantó en ese lugar y casi nos desarma la nave con las vibraciones. ¿Y de qué es el concierto esta vez?

—De todo un poco: música clásica, folclórica, de cine…, el grupo está formado por Cristina Puente (piano), Reyes Giménez (violín) y Gustavo Bretos (oboe).


(…media hora después…)

—¿Qué le está pareciendo el concierto, jefe?

—¡Qué maravilla! Es balsámico, hasta se me está enderezando la antena ventral.

—Tenga cuidado, jefe, puede que esa alteración no pueda disimularla el transformador de apariencia terrícola. A ver si va a montar un numerito exhibicionista ahora y se va a tomar por saco la misión.

—Tranquilo, Discúter, ya se me está pasando. Como dicen por aquí: a mi edad, ¡qué poco dura la alegría de la bisectriz del sur del ombligo en la casa del viejo!

—¿Está seguro de que es esa la frase que se dice por aquí? No me consta, jefe.

—¡Pero que demasía de delicadeza en el trato común tienes!

—Quisquilloso, jefe, se dice, «qué quisquilloso eres». Arréglese el módulo de traducción terrícola, ande.

—Vale una pasta y ando algo flojo de efectivo. ¿Hay algo más para hoy?

—No, jefe. Mañana, mañana hay mucho más.