jueves, 16 de enero de 2020

Pamplona Negra 2020. Crónica del miércoles, 15 de enero.

Paseando esta mañana por la orilla del Arga, y al hilo de lo que dije en mi publicación anterior sobre mejorar la especie humana, me han venido a la cabeza ideas producto de mis lecturas a ese respecto, porque a mí, a pesar de lo que parece, me preocupa bastante el futuro de la especie. He leído  con curiosidad algunos libros de Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell o Yuval Noah Harari. Deberíais leer sobre evolución humana. Estoy seguro de que con vuestra inteligencia encontraríais algún método para mejorar al homo sapiens, y no como yo, que soy un jarramantas y sólo concluyo en ideas disparatadas y otras gilipolleces del tipo: ¿Qué tal si agarramos a un pez gordo, pero muy gordo, de esos que no se ven habitualmente porque siempre están en la sombra, emboscados, jodiendo el parque, y le aplicamos una reprogramación neuronal a estacazo limpio para que deje de dar por saco de una vez? A lo mejor funciona. Bueno, vosotros sabréis, que sois más listos, yo ahí lo dejo caer.

¿Qué tiene que ver lo anterior con el Pamplona Negra? Hombre, no digáis que la idea de un puñado de sicarios rompiendo huesos a unos cuantos señores, del grupo ese de escogidos que domina el mundo, no es un argumento de novela negra. Sería como un aviso a navegantes. Sí, ya sé que el método es burdo y pueril, ¿pero qué esperabais? Me crié en una aldea, y los de aldea no andamos sobrados de sutilezas y maquiavelismos, ya os he dicho que penséis vosotros algo más elaborado, que para eso tenéis estudios.

Entro en Baluarte a las 17:45 y la cola para entrar a la sala llega hasta la misma puerta. El festival empieza a aumentar de temperatura, es la tarde en la que prima lo virtual y lo cibernético.

A las 18:00 horas saltan al escenario Antonia Huertas, Blas Ruiz Grau y Rosa Montero, presentadas por la periodista Ana Oliveira. La mesa se llama «Ciberdelincuencia. El criminal invisible». Entre un sin fin de comentarios y aportaciones nos aclaran los conceptos de deep web y dark web. Nos quedamos con ganas de más, pero el tiempo manda. De entre toda la ingente información que nos dan, me quedo con una frase de Antonia Huertas. Cito de memoria:

«Hagas lo que hagas van a entrar. No te obsesiones con la seguridad, lo mejor que puedes hacer es no tener nada que esconder».

¡Qué miedito!


A continuación, en la siguiente mesa llamada «¿Cómo se combate la ciberdelincuencia?», los inspectores Casimiro Nevado y Alberto Martínez nos apabullan con unas declaraciones que ponen los pelos de punta. Por ejemplo, la batalla entre las grandes corporaciones y los grupos de ciberdelincuencia la llevan a cabo las inteligencias artificiales (Algoritmos Guerreros) de ambos bandos. La policía se dedica a detectar patrones de comportamiento buscando el eslabón más débil de las defensas, que es la inteligencia natural, «porque detrás de cada ordenador siempre hay un mono y ese mono tiene emociones», por lo que puede ser vulnerable. La charla la presenta brillantemente Per Gaztelu.



Se termina la jornada con la proyección de «El detective» (1968), de Gordon Douglas.

La corrupción no es nueva: «Si me despiden a mi tendrán que despedir a la mitad del departamento por dejarse sobornar», le dice el sargento Joe Leland (Frank Sinatra) al detective Curran (Ralph Meeker)

Después, como siempre, todos al Cubo a por el pincho pote. Luego, cena con despedida de los que se marchan.

Mañana más.

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