Yo lo de Paco Gómez Escribano lo veo así:
Con «Yonqui» boceta.
Con «Manguis» perfila.
Con «Cuando gritan los muertos» acaba.
Con «Prohibido fijar cárteles» limpia, pule y barniza.
Empiezo la novela y oigo un disparo. Avanzo a toda hostia montado en la bala.
Y me olvido de la trama.
Porque los personajes, la atmósfera que desprenden y que les rodea me abducen.
«Y todo esto juntando letras», me digo, «y todo esto en el reducido escenario de un barrio, con el lenguaje del barrio y sin caer en ningún momento en el costumbrismo».
Esa es la clave: depurar el código narrativo, ensamblarlo en el lector, hacerlo suyo y que sólo se perciba el ambiente que envuelve a cada personaje y a cada situación.
No sé, tíos, yo lo veo así.
Por eso recomiendo que leáis las novelas de barrio de Paco Gómez Escribano, que leáis «Prohibido fijar cárteles» o cómo construir una maravilla utilizando el lenguaje de la calle.
Salud, troncos.
Grande Paco Gómez Escribano. Y con esta vena poética (que al menos yo le he descubierto ahora) mucho más.
ResponderEliminarEnhorabuena, Urbano.
Colmenero, tus reseñas me incitan a leer, en esta me he propuesto adquirir Manguis y la ultima. GRACIAS.
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